Amamos la carne… Sentimos orgásmicos placeres al ver la sangre correr y las vísceras reventar… Así somos los chilenos… Una mierda? Yeah.
Más allá de las respetables corrientes vegetarianas (en todas sus especies, aún cuando hay algunas que me parecen un poquito muscho), por qué tan carnívoros? Recuerdo las colaciones de Pio Nono: bistec con puré, pollo con arroz, tallarines con carne y si, novedad.. oh!! legumbres!? Adivinad: el pedazo de pilín encima porque no vaya a ser poco el tremendo plato de porotos. Tematizamos aquello con los leguleyos llegando a la conclusión de que es simplemente un problema cultural. No nos “llenamos” si el plato no tiene carne. La saciedad no es tal si no media la caza. Pelotudo? No comments…
Cultural raigambre que, irónicamente, es parte de la alimentación de mierda que tenemos. Pues claro, el plato debe llevar carne pues si no, no llena (y no es nutritivo, yyaa..), y el resto del tiempo nos llenamos con pan. Podríamos sostener que el pan es barato y eso justifica que lo usemos para saciarnos, ok, pero la carne es barata? Nuestras costumbres no son del todo consecuentes…
Mis reparos con la carne tienen una base ambivalentemente absurda. Entre que la ingesta calórica y el dolor animal. Entre que lo hago y no debo o me duele hacerlo. Al final lo hago igual. Con claros límites, que a nadie le importan, pues poco es, pero consumo… Absurda y estúpida. Bases loables (moralmente diversas, pero loables igual) que permean mi conducta tan sólo apenas…
Un ejemplo de la estupidez humana: hace un tiempo me reencontré con unos primos… Típicas razones familiares (funerales/matrimonios) me llevaron a un simpático diálogo. Hombres del sure, amantes del campo y el merkén. Comentándome tradiciones y cotidianeidad. El chanchito criado en casa. El festín con el fin… Cito: “qué rico, cuando le corre la sangre…” !
Así somos…
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